Nos situamos en Inglaterra. El concepto del diseño es fruto de la Revolución Industrial y surge como consecuencia del cambio de sistema productivo. Antes la revolución, el artesano controlaba todo el proceso de elaboración de un objeto, del producto. Con la Revolución Industrial se impone la especialización profesional, y una de esas profesiones especializadas es la de diseñador. En concreto, los orígenes del diseño gráfico tienen una relación directa con la creación de la imprenta.
Josiah Wedgwood, famoso alfarero inglés en el siglo XVIII, conocido por trabajar una especie de cerámica de estilo neoclásico y aspecto bastante nuevo con un esmalte mate, y por ser uno de los primeros en introducir la división moderna del trabajo en el proceso fabril y contratar a personal para el diseño. En la segunda mitad del S.XVIII contrató al escultor John Flaxman entre ellos, además de a varios pintores para trabajar sus piezas de cerámica. La fábrica Wedgwood se preocupaba no sólo por la estética, sino también por la funcionalidad de sus productos. Esta no era la tónica general de la industria, la mayoría de la producción consistía en productos poco artísticos y fue en ese momento cuando el gobierno se dio cuenta de que, pese a tener la industria, sus productos no tenían el grado de competitividad esperado.
A principios del S.XIX, en 1830, el parlamento británico encargó un informe sobre las artes y la industria para evaluar la competitividad de las manufacturas británicas en los mercados internacionales. Para ello creó una comisión de trabajo, que concluiría en la redacción de un informe en 1836, el Informe sobre las Artes y la Industria. De este informe destacaban dos ideas: la necesidad de crear escuelas para educar a los diseñadores y el deber de modificar el sistema educativo para elevar el gusto estético de los británicos y formar a consumidores.
Henry Cole fue uno de los responsables de llevar a cabo las conclusiones del citado informe de 1836. Cole era un funcionario civil inglés del S.XIX convencido en el deber de introducir conceptos artísticos en la revolución industrial y conseguir la unión del mejor arte con la manufactura. Apoyó firmemente el trabajo de las primeras escuelas de diseño (School of Design) de Londres, Birmingham y Manchester y contó con la ayuda del príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria. A fin de lograr esa fusión de arte e industria, editó en 1849 la primera publicación sobre diseño en la historia, el Journal of Design and Manufactures, donde promovía y hacía crítica a diferentes productos posicionandose a favor o en contra, cumpliendo así una misión pedagógica además de informadora. Su principal obsesión era el mal gusto que veía en el producto que sale de fábrica, Cole era un capitalista pero buscaba un producto de una calidad y un gusto superior al establecido.
La revolución industrial llevó gente del campo a las ciudades, gente que no estaba preparada para el diseño, y hubo quien estuvo en contra de las condiciones de vida y la calidad de los productos fabricados. Era la gente del movimiento Arts & Crafts.
Josiah Wedgwood, famoso alfarero inglés en el siglo XVIII, conocido por trabajar una especie de cerámica de estilo neoclásico y aspecto bastante nuevo con un esmalte mate, y por ser uno de los primeros en introducir la división moderna del trabajo en el proceso fabril y contratar a personal para el diseño. En la segunda mitad del S.XVIII contrató al escultor John Flaxman entre ellos, además de a varios pintores para trabajar sus piezas de cerámica. La fábrica Wedgwood se preocupaba no sólo por la estética, sino también por la funcionalidad de sus productos. Esta no era la tónica general de la industria, la mayoría de la producción consistía en productos poco artísticos y fue en ese momento cuando el gobierno se dio cuenta de que, pese a tener la industria, sus productos no tenían el grado de competitividad esperado.
A principios del S.XIX, en 1830, el parlamento británico encargó un informe sobre las artes y la industria para evaluar la competitividad de las manufacturas británicas en los mercados internacionales. Para ello creó una comisión de trabajo, que concluiría en la redacción de un informe en 1836, el Informe sobre las Artes y la Industria. De este informe destacaban dos ideas: la necesidad de crear escuelas para educar a los diseñadores y el deber de modificar el sistema educativo para elevar el gusto estético de los británicos y formar a consumidores.
Henry Cole fue uno de los responsables de llevar a cabo las conclusiones del citado informe de 1836. Cole era un funcionario civil inglés del S.XIX convencido en el deber de introducir conceptos artísticos en la revolución industrial y conseguir la unión del mejor arte con la manufactura. Apoyó firmemente el trabajo de las primeras escuelas de diseño (School of Design) de Londres, Birmingham y Manchester y contó con la ayuda del príncipe Alberto, consorte de la reina Victoria. A fin de lograr esa fusión de arte e industria, editó en 1849 la primera publicación sobre diseño en la historia, el Journal of Design and Manufactures, donde promovía y hacía crítica a diferentes productos posicionandose a favor o en contra, cumpliendo así una misión pedagógica además de informadora. Su principal obsesión era el mal gusto que veía en el producto que sale de fábrica, Cole era un capitalista pero buscaba un producto de una calidad y un gusto superior al establecido.
La revolución industrial llevó gente del campo a las ciudades, gente que no estaba preparada para el diseño, y hubo quien estuvo en contra de las condiciones de vida y la calidad de los productos fabricados. Era la gente del movimiento Arts & Crafts.